La Independencia en 1816 un logro del interior profundo

SALTA (Por Julio Casanova para Voces Críticas) Es costumbre que saludar al 25 de Mayo de 1810 como el "Día de la Patria", tal vez, desde alguna óptica un tanto forzada pueda ser visto así ya que aquel día por primera vez hubo un gobierno criollo. Pero en realidad, aquello no fue ni una revolución ni mucho menos popular.

Hay que recordar que para ser pueblo en aquellos días había que tener la sangre limpia, es decir, sin mestizaje, tener casa y familia, en fin, una serie de condiciones que le permitían a cierto y determinado sector de la población ser considerado pueblo. El resto era la "chusma", los marginados. Entonces, aquel día de Mayo en realidad fue el resultado de una conspiración auspiciada por las grandes corporaciones de la época que buscaban consolidar la idea del libre comercio. Por supuesto, sin negar el patriotismo de algunos de los protagonistas que luego darían acabado testimonio de su entrega a la causa del nuevo país.

Pero hay decir que en los días de Mayo no se escuchó el término "Independencia", por el contrario, ese nuevo gobierno estuvo signado bajo lo que se llamó la "Máscara de Fernando VII", un eufemismo para no decir que se había bajado un régimen para imponer otro y que salvaguardaba las formas en caso de que el rey Fernando VII volviera al poder como efectivamente ocurriría. Cuando se produce el 25 de Mayo, el rey se hallaba prisionero de Napoleón, como se recordará.

De hecho, Buenos Aires hubo de enviar tropas al interior, a las provincias del norte para imponer su "revolución".

Hacia 1814 y luego de que el General José de San Martín visitara el norte con el General Güemes y comprobara que era imposible continuar la guerra por el norte, se hizo necesaria una declaración política de la Independencia. San Martín necesitaba ese documento para justificar el cruce de los Andes, Belgrano lo reclamaba como una urgencia del momento y Güemes luchaba para que ese día llegara.

A Buenos Aires estas cosas no le interesan mucho, allí ve veía más qué hacer con las componendas de poder y los arreglos económicos. De hecho, el General porteño, José Rondeau, mientras eso pasaba se ocupaba en ir tras de Güemes declarándolo reo y traidor, apuntando sus tropas contra el hombre que había salvado al país de las invasiones realistas. La acometida de Rondeau estuvo a punto de llegar a la batalla.

Fue el tino y la visión de Güemes las que impidieron el enfrentamiento armado y así se abrió el camino de la firma del Pacto de los Cerrillos del 22 de marzo de 1816 por el que se zanjaban las diferencias y se garantizaba la paz. El Pacto de los Cerrillos logrado por Güemes permitió la realización del Congreso de Tucumán.

En síntesis, es la fecha del 9 de Julio de 1816 cuando realmente debiera celebrarse el Día de la Patria, porque en aquella jornada los representantes, es decir el pueblo, de las distintas provincias, reunidos en Congreso declararon la "Independencia de la Corona de España y de toda otra dominación extranjera".

Fue el interior el que consolidó la base política de un cambio que había comenzado en Buenos Aires en 1810, pero que de haber dependido de la metrópoli porteña tal se hubiera demorado más o nunca sabremos qué habría ocurrido. Pero al margen de hipótesis, una cosa es cierta e incontratable: el 9 de Julio de 1816 nació la Patria en Tucumán.