Un Domingo de Ramos 2021 para meditar: palabras del papa Francisco

Todavía resuenan las palabras del papa Francisco durante el Domingo de Ramos 2021. Esta festividad es una de las más populares de la Iglesia católica, pero no la más importante: el centro es el Domingo de Resurrección.

La propuesta del papa Francisco en la celebración litúrgica del Domingo de Ramos 2021se centró en comenzar de nuevo desde el asombro, con la vista puesta “en el Crucificado”. ¿De qué se trata esta festividad?

El Domingo de Ramos 2021, celebrado con la santa misa presidida por el papa Francisco, conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, montado en un asno y aclamado por el pueblo con palmas de olivo. Una semana después sería condenado a muerte, y muerte de cruz. Esta es la semana central donde se desarrollan los misterios centro del mensaje salvífico de Cristo a la humanidad: su vida para nuestra salvación eterna.

La propuesta del Pontífice incluye la petición de “la gracia del estupor”. En este concepto se centró su homilía del Domingo de Ramos, la finalidad es la de “volver a vivir” para poder descubrirnos amados por Dios.

Francisco se refiere al sentimiento que nos tiene que mover en esta Semana Santa, el mismo debe ser “de asombro”, pasando de “la alegría que supone acoger a Jesús que entra en Jerusalén, al dolor de verlo condenado a muerte”. Con la exhortación de que este mismo sentimiento es el “que nos acompañará toda la Semana Santa”.

“Para tocar lo más íntimo de nuestra realidad humana, para experimentar toda nuestra existencia, todo nuestro mal”, explicó Francisco. Subió a la cruz para descender a nuestro sufrimiento, probando nuestros peores estados de ánimo: el fracaso, el rechazo de todos, la traición de quien le quiere e, incluso, el abandono de Dios. Experimentando en su propia carne nuestras contradicciones más dolorosas las redimió y las transformó:

Su amor se acerca a nuestra fragilidad, llega hasta donde nosotros sentimos más vergüenza. Y ahora sabemos que no estamos solos. Dios está con nosotros en cada herida, en cada miedo. Ningún mal, ningún pecado tiene la última palabra. Dios vence, pero la palma de la victoria pasa por el madero de la cruz. Por eso las palmas y la cruz están juntas”, expresó el papa Francisco.

Por último, afirmó que la vida del cristiano sin asombro se convierte en “monótona”. El mensaje salvífico es contundente y el milagro de la Eucaristía reafirma en cada misa el milagro de la conversión del pan en el cuerpo de Cristo y el vino en la sangre de Cristo.